Resumen ejecutivo
El mercado del cobre en 2024 ha sido moldeado por una compleja interacción de factores macroeconómicos y dinámicas específicas de oferta y demanda. A partir de septiembre, las preocupaciones sobre una posible recesión en Estados Unidos llevaron a un comportamiento cauteloso del mercado, impactando las proyecciones esperadas del precio del cobre. No obstante, en octubre el aumento de
la actividad estacional de compras de China, impulsado por los precios más bajos, apoyado a su vez por la disipación de las negativas expectativas para EE.UU. ayudaron a estabilizar temporalmente el mercado llevando a los precios del cobre a alcanzar los US$ 448,3 la libra a principios de octubre, los que a partir de ahí iniciaron un ciclo de caída y alta volatilidad principalmente por la falta de claridad de las
medidas anunciadas para China y por el aumento del precio del dólar (elecciones EE.UU), elementos que impactaron negativamente en el precio.
En términos de producción, la República Democrática del Congo y Chile contribuyen de manera significativa al suministro mundial de cobre. En 2024, se espera que la República Democrática del Congo sume 322.000 TM a su producción, mientras que Chile anticipa un aumento del 3%, llegando a 5,41 millones de toneladas métricas. Este crecimiento en la producción es crucial para satisfacer la creciente demanda
mundial de cobre, que se proyecta alcance los 25,7 millones de toneladas, un aumento del 2% respecto de 2023. La demanda es impulsada por sectores como vehículos eléctricos, infraestructura energética y tecnologías emergentes como inteligencia artificial y automatización.
El panorama económico mundial se mantiene estable, con el Fondo Monetario Internacional proyectando una tasa de crecimiento de 3,2% para 2024 y 2025. Se espera que esta estabilidad apoye la demanda de cobre, aunque las posibles fricciones comerciales entre las
principales economías podrían plantear riesgos. El mercado del cobre también está influenciado por las actividades especulativas en los mercados de futuros, que han visto aumentos repentinos de precios debido a las disparidades regionales de oferta. Estos factores crean un
entorno complejo para la demanda de cobre, con fuerzas opuestas que podrían afectar el consumo global.
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